El Tai Chi Chuan antiguamente servía para defenderse y combatir. Emperadores, dioses, generales y otros héroes dieron pie a muchas leyendas. La más conocida es la del monje inmortal Chang San Feng que vivió en los montes Wudang y se inspiró en el combate entre una grulla y una serpiente, que le mostraron que la suavidad y la agilidad podían vencer la dureza y la fuerza, creando así los principios del Tai Chi Chuan. Sin embargo los datos más fiables sitúan los orígenes en un pueblo de China llamado Chenjiagou, en la provincia de Henan. Allí el saber se transmitía de generación en generación, en el seno de la familia Chen, y se considera al maestro Chen Wanting (1580-1660) como el creador del Tai Chi Chuan estilo Chen, precursor de todos los estilos existentes hoy en día (Yang, Wu, Sun).
En la actualidad sigue existiendo Chenjiagou como la cuna del Tai Chi Chuan, lugar mítico para todos los apasionados de ese arte marcial.